Debo confesar que siempre, desde que tengo memoria, he
sido una persona emotiva y sensible....mis hermanas me consideran que simplemente
soy una “llorona”.
A medida que fui creciendo en edad y conocimiento _porque
de estatura no fue mucho el cambio_ iba
identificando cuáles eran esas cosas que hacía que mi corazón se sintiera
chiquitito y lo manifestara con lágrimas en los ojos. En principio noté que no
solo con las tristezas manifestaba tal ánimo, sino que las alegrías también
eran motivo de llanto.
Cuando recién cumplí los quince años me hice el firme
propósito de no llorar en público por más emoción que sintiera mi alma. “No es
la mejor manera de actuar para una señorita” _decían las mamás de mis
compañeras de estudio.
Pero por más “dura” que trataba de ser, había algo que
hacía recorrer las lágrimas a través de todo mi rostro, las canciones que
interpretábamos el grupo de catequistas que formábamos parte del elenco de
Godspell, en el viejo teatro de la Iglesia de Las Mercedes, El Teatro
“Cantares”.
Si, fue mi etapa de “artista”, ¡no se rían!, aunque yo no
puedo contener la risa al recordar lo “especial” que era, tanto que lo había
olvidado; hasta el día que recibí la invitación para ir a ver este maravilloso
musical en el Centro Cultural Chacao hace unas semanas.
Se aglomeraron todas esas imágenes en mi cabeza y mi
corazón comenzó a latir muy fuerte; hasta el olor del viejo teatro llenó mi
memoria. Emocionada busqué los links de los videos subidos a youtube por el
nuevo elenco _ muy bueno, por cierto_ de los que la Nota de Prensa hacía
referencia para promocionar tal evento.
Al colocar el primero “Junto a ti” http://www.youtube.com/watch?v=DzW4voAhvKs
regresaron las lágrimas...
Esta vez no cuento con quince años ni seré yo quien las
interprete (¡Gracias a Dios!), pero lo que me hacía enternecer como dos décadas atrás aún hoy logra el mismo
efecto, al escuchar las letras que habla de amor a Dios y a nuestro prójimo de
mil maneras diferentes.
Publiqué la nota de prensa en la revista ( http://seryhumano.com/web/?p=2644 )
al tiempo que les contaba a mis príncipes mi breve experiencia en el teatro
cuando tenía la edad que tienen ellos ahora, para lo cual luego de mirarse uno
al otro con cara de asombro, y morirse ambos de la risa, me dicen “¡pero mami,
si eres fatal cantando!” a lo que contesté, “pero conté con un público que me
amaba” y terminamos riéndonos los tres.
En efecto, Godspell que significa “La llamada de Dios”,
fue para aquel entonces un verdadero llamado a mi espíritu. Recuerdo que sentía
la necesidad de convertirme en monja porque quería “casarme con Dios” y las
letras de las canciones que no se trata más que de las parábolas, extraídas principalmente del Evangelio
de San Mateo, surtía en mi mente como si el verdadero Cristo representado por
mi compañero de tablas, me estaba hablando
personalmente.
Después de tantos años, tener la oportunidad de llevar a uno de mis príncipes a ver este
musical, (gracias a que no me hice monja), fue como hacer un recorrido en la
máquina del tiempo, en donde ambos _mi
hijo y yo_ pudimos atender a ese llamado
especial, la palabra de Dios hecho música, baile y humor.
De este modo, al asistir a Godspell El Musical, gracias a la
invitación que muy gentilmente me hiciere Evelyn Navas, recodé dos cosas que
quizás había olvidado: la primera la emoción de estar sobre las tablas,
cantando esas mismas canciones que escuchaba en el maravilloso elenco, compuesto hoy por jóvenes talentosísimos, y
la segunda que el ser “llorón” simplemente es experimentar mi propia humanidad al sintonizar un llamado
especial.
Yosmar Herrera / @yosmarherrera
Fotos: Yosmar Herrera
Fotos: Yosmar Herrera
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